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Opinión,  Política,  Sociedad Civil

Teorías muertas, sueldos bajos y la revolución pendiente

Cuando crecer ya no sirve y vivir se vuelve urgente

Una reflexión posmoderna, irónica y con café frío sobre el agotamiento de las grandes teorías sociales

“No se puede crecer para siempre en un planeta finito. A no ser que seas Elon Musk y tu plan sea terraformar Marte con NFTs.”

¿Te ha pasado últimamente que no sabes si estás cansado, decepcionado o simplemente te rendiste y no te diste cuenta? Bienvenido a la era en la que las grandes teorías sociales se desmoronan y el ser humano promedio sobrevive a base de ansiedad, podcasts y café de cápsula.
Hoy venimos a decirlo claro: las actuales formas de organización social y el capitalismo, como sistema operativo de las anteriores, están dando sus últimos coletazos. Y mientras tanto, muchos ciudadan@s solo quieren y anhelan, un sueldo digno, tiempo libre y no perder la fe en el futuro.


🌍 El panorama mundial: versión “mejor no preguntes”

Para entender el colapso, hay que mirar alrededor con gafas de sinceridad brutal:

  • Guerras en Europa y Medio Oriente, por si no teníamos suficiente con el estrés de fin de mes.
  • Política global convertida en reality show: populismo, discursos vacíos y egos con banderas.
  • Crisis climática, que ya no es crisis, es rutina.
  • Desigualdad en aumento: unos cuantos en jets privados, millones comiendo arroz con suerte.

Y España… en modo tragicomedia

  • El alquiler es un deporte extremo.
  • La conciliación familiar es un mito digno de Marvel.
  • Los jóvenes tienen más ansiedad que planes de futuro.
  • La salud mental se medicaliza mientras la emocional se ignora.

Pero eh, al menos tenemos memes, barras de pan a 1,10 y la esperanza de que alguien, en algún lugar, esté a punto de arreglarlo todo. Spoiler: no lo está.


💸 Capitalismo: el ex que no sabe cuándo irse

El capitalismo fue seductor: prometía progreso, abundancia, elección. Hoy es como un sistema operativo por donde interrelacionan las actuales formas y teorías de organización social. Es una fiesta constante… hasta que la música se pare y nos demos cuenta de que ya no queda barra libre.

¿El problema?

El capitalismo necesita crecer eternamente para funcionar. Pero el planeta, los recursos, el clima y nuestra salud mental son finitos, y dicen basta.

Los mercados están saturados. El planeta, agotado. Las personas, precarizadas. Pero aún nos venden apps de productividad como si el burnout fuera un fallo nuestro, no del sistema.

El problema es simple: basarse en crecer eternamente en un planeta finito es insostenible. Y ya no hay sitio donde expandirse.

Si el capitalismo fuera una fiesta, ya se habrían acabado los hielos, la música y las ganas de seguir fingiendo que te lo estás pasando bien.


😩 ¿Qué nos pasa por dentro?

Porque más allá de ideologías, el colapso es emocional.

  • Estamos solos en redes llenas de gente.
  • Nos cuesta confiar, amar sin miedo, dormir sin angustia.
  • Vivir se ha vuelto caro y agotador.
  • Tenemos que justificar cada minuto improductivo como si descansar fuera un pecado neoliberal.

Queremos tiempo para cuidar a los nuestros, para criar sin correr, para aburrirnos un rato sin sentir culpa.
Queremos recuperar lo simple: la comida hecha sin prisa, las charlas sin pantallas, las amistades que no necesitan algoritmo para mantenerse.


🧠 El contrato social está roto (y nadie ha mandado otro por email)

Todo este caos parte de una verdad incómoda: no tenemos un contrato social nuevo para este tiempo.

El anterior ya no sirve. Fue hecho para otro mundo: otro ritmo, otra economía, otra escala humana.

Necesitamos algo nuevo que combine:

  • Seguridad sin rigidez.
  • Libertad sin abandono.
  • Colectividad sin aplastar lo individual.
  • Tecnología que no sustituya lo humano, sino lo potencie.
  • Cuidados que no sean solo trabajo no remunerado.

🤝 ¿Y si volvemos a organizarnos… en serio?

Tal vez ha llegado la hora de re-imaginar la organización social desde el deseo, no solo desde la necesidad.
Volver a pensar en comunidad, pero sin forzarla. Volver a confiar en la cooperación, no como trampa sino como solución.

¿Y si las organizaciones sociales del futuro no fueran solo estructuras verticales, sino redes afectivas, emocionales, de apoyo real y cotidiano? **


🌱 ¿Hay futuro?

Sí. Pero no como lo pensábamos. No en forma de PIB, ni de crecimiento, ni de productividad.
El futuro real será aquel que nos devuelva el aliento. Que nos permita amar sin miedo, vivir sin ansiedad crónica, trabajar sin despersonalizarnos.

El cambio no será un gran manifiesto. Será:

  • Una madre que puede cuidar sin empobrecerse.
  • Un joven que no tenga que marcharse del país para poder pagar un piso.
  • Un anciano que no tenga que sobrevivir al abandono institucional.
  • Un abrazo dado sin prisa en un día cualquiera.

💬 Conclusión: reconstruyamos el sentido (aunque sea con cinta aislante)

Ya no necesitamos un nuevo “ismo”, necesitamos un nuevo modo de vivir con sentido, en común y con tiempo para mirarnos a los ojos.

Que no lo decidan las élites ni los tecnócratas ni los gurús de Silicon Valley. Que lo construyamos entre tod@s nosotr@s. Desde la empatía, el cansancio compartido y las ganas de no rendirnos.

Porque no estamos solos. Solo estamos desconectados.
Y quizá, solo quizá, nos toque volver a conectarnos… sin WiFi.

Eso si….., será necesario que el ser humano colectivo evolucione reordenando y priorizando sus necesidades y expectativas, donde lo importante realmente sea, ser parte de un todo.


¿Te ha removido algo esta reflexión? ¿Te ha hecho sonreír? Comparte, comenta o pásaselo a ese amigo que sigue creyendo que todo esto puede cambiar. Porque aunque parezca que todo se viene abajo, aún queda gente que quiere reconstruir.

Próxima entrega:
“¿Y si las revoluciones del futuro empiezan por conocerte a ti mismo?”

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