
Los Perros de Arde Bogotá: Ladridos cósmicos desde la otra acera
Descubrí Los Perros, de Arde Bogotá, gracias a ese oasis de música poco habitual y misterios contados con cariño que es El Colegio Invisible. Un programa de radio donde lo mismo te hablan de la Atlántida que te clavan un temazo como quien no quiere la cosa. Y ahí estaban ellos, Arde Bogotá, colándose por mis oídos como un incendio lento, inevitable.
Los Perros no es una canción: es un ladrido en plena madrugada, un aviso críptico que nadie pidió pero que todos necesitamos. Oscura, inquietante, con ese tono de “algo se está quemando y no son solo tus neuronas”. Suena a postpunk con pretensiones poéticas, a ciudad mojada, a cerveza tibia en un parque a las tres de la mañana mientras filosofas sobre el colapso del sistema. Y te encanta.
¿Y quiénes son estos sujetos?
Arde Bogotá es una banda cartagenera (sí, de Cartagena, pero de la de España), que no hace pop de verano ni indie de fondo de festival. Hacen ruido con sentido, rabia con elegancia. Lo suyo es intensidad emocional envuelta en guitarras potentes, letras con filo y ese dramatismo elegante que te recuerda —inevitablemente— a Héroes del Silencio.
Porque sí, si te preguntas a qué suenan: imagina a los Héroes del Silencio en 2025, criados entre indie rock y noches de ansiedad millennial, cambiando el desierto por el asfalto mojado de una ciudad que no perdona. Arde Bogotá no tiene complejos: declaman, se desbordan, te miran fijo mientras el mundo se cae a pedazos.
Y Los Perros es justo eso: una canción que no te susurra, te empuja. Te gruñe en la oreja y te recuerda que hay cosas dentro que también muerden.
En resumen:
Si te gustan los sonidos que no te tratan como idiota, las letras con fondo y forma, y descubrir música a través de un programa de radio que te habla de ovnis entre canción y canción, dale play a Los Perros.
Arde Bogotá no viene a calmar las aguas. Viene a incendiar el mapa.