
Monasterio de las Viñas Gran Reserva 2018: tradición embotellada con carácter maduro
Hay vinos que se beben… y vinos que se escuchan. Monasterio de las Viñas Gran Reserva 2018 pertenece, sin duda, a la segunda categoría. Porque cada sorbo trae consigo un susurro de piedra, barrica y memoria.
Elaborado en las tierras secas y nobles de Cariñena, este gran reserva —con más paciencia que prisa— ha pasado más de 5 años entre madera y botella para salir al mundo con las ideas muy claras.
👃 En nariz
Primera impresión: sobriedad elegante. Aromas de fruta negra muy madura, casi en compota, se entrelazan con notas clásicas de vainilla, cuero viejo y un puntito de tabaco rubio que le da ese aire de biblioteca con chimenea. No hay fuegos artificiales, hay conversación pausada.
👄 En boca
Aquí manda el equilibrio. Es seco, de cuerpo medio-alto, tanino pulido y una acidez que aún respira vitalidad pese a los años. Los sabores siguen el guion olfativo: ciruela pasa, especias dulces, algo de cacao y ese final largo, ligeramente amaderado, que invita a pensar más que a brindar sin control.
🧀 🍖 Maridaje sugerido
Va de lujo con platos tradicionales: cordero asado, guisos con fundamento, quesos curados y hasta con una buena lasaña de domingo. Pero también se defiende solo, si le das tiempo, una copa generosa y silencio.
🗣️ Conclusión
Monasterio de las Viñas Gran Reserva 2018 no quiere seducirte rápido. Es de los que miran a los ojos y te dicen: “esto es lo que soy, sin artificios”. Un vino con alma clásica, bien hecho, honesto, y que ofrece mucho más de lo que cuesta. Ideal para quienes aprecian la madurez, en todos los sentidos.